Planificación estratégica. Asertividad en las políticas públicas

La planificación estratégica en las políticas de seguridad ciudadana

El diseño de políticas públicas de seguridad ciudadana requiere el entendimiento de los problemas, y para ello es indispensable definir la situación actual. Si no sabemos dónde estamos, la estrategia para alcanzar objetivos carece de todo sentido.

Planificar estratégicamente no solo exige saber el destino, de igual manera es imprescindible reconocer con precisión el punto de partida. Para este fin existen varias metodologías. Sin embargo, en el abordaje de realidades apremiantes relacionadas con la inseguridad es conveniente, en primera instancia, determinar con precisión el problema que necesitamos resolver.

Determinar el problema es poner en palabras de la forma más objetiva posible la realidad y la percepción de lo que está ocurriendo. Hace algún tiempo trabajé en un proyecto relacionado con las altas tasas de homicidio en Caracas. Luego de un análisis de la situación, y entre muchas causas clave, destacaba la pérdida del valor de la vida humana entre los jóvenes.

Tan importante como la determinación del problema es la identificación de sus causas claves. Las causas son las respuestas al porqué del problema; en el caso de la desvalorización de la vida, el porqué estaba en la desintegración de la familia, la ineficiencia en la administración del sistema de justicia, la facilidad en el acceso a las armas de fuego, el rol de los medios de comunicación, etc.

El punto de partida en el proceso de planificación estratégica es, en consecuencia, el análisis situacional de la realidad en toda sus dimensiones y complejidades.

La otra gran incertidumbre cuando se habla de estrategia está en encontrar el punto de llegada o destino de la estrategia. El propósito de la estrategia es alcanzar la situación deseada, previamente definida. Si el problema es la desvalorización de la vida humana, la situación deseada u objetivo de la estrategia estará en la revalorización de la vida humana. El tránsito, por tanto, de la situación actual a la situación deseada es la estrategia.

Así como los problemas son multicausales, la estrategia debe ser multiaxial, es decir que existen múltiples vías convergentes y complementarias para abordarla y lograr el objetivo.  Usualmente las estrategias se desarrollan a través de acciones o proyectos orientados por el objetivo o norte estratégico. La estrategia, según la complejidad del problema planteado, puede establecer varios conjuntos de proyectos de acuerdo con los ejes o vías de acción que se decidan acometer.

Para sensibilizar a la población joven sobre el valor de la vida no es suficiente con recoger las armas existentes y regular sus portes, debe trabajarse en la rehabilitación del sistema de administración de justicia, debe fomentarse la integración familiar y la importancia del hogar como primer formador en valores. La población víctima y victimaria del problema debe ser objeto de políticas orientadas a hacerlas menos vulnerables incentivando actividades culturales, deportivas o comunitarias, así como crear oportunidades para los jóvenes y formarlos para el trabajo honesto y productivo.

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Desplegar y sostener una estrategia hasta lograr el objetivo propuesto exige adicionalmente, contar con indicadores que deben definirse desde la fase de diseño de la estrategia, y a través de los cuales, evaluar el desempeño de los proyectos en desarrollo. La revalorización de la vida puede medirse directamente con la disminución de la tasa de homicidios entre la población joven, pero puede también evaluarse con la reducción en el número de conflictos que conllevan a homicidios, y en el descenso del número de muertes por causas fútiles.

Toda estrategia, para que sea verdaderamente efectiva, debe contener en su formulación la posibilidad de ajustes y reorientación de su norte, pues la dinámica de la realidad es cambiante y el sólo hecho de intervenirla produce variaciones imponderables que deberán calibrase constantemente. De allí que, diseñar una estrategia rígida o con mínimas holguras resulta con frecuencia en su fracaso, el desperdicio de importantes recursos y, sobre todo, la pérdida de la confianza en el proceso de cambio.

Para la seguridad ciudadana, como en general para la gerencia, vale mucho invertir el tiempo que sea necesario para entender y determinar el problema y su situación actual, antes de emprender una estrategia que falle en su punto de llegada y se termine convirtiendo en una regresión a estadios no deseados o imprevistos.

@seguritips

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