Mitigar riesgos es la vía más directa para vivir más seguros, por tanto, la seguridad empieza por entender los riesgos. Si no tenemos conciencia que existen y cómo actúan, no podremos saber si son mitigables.
Una cantidad importante de riesgos pueden mitigarse si comenzamos por entenderlos, y a partir de allí, desarrollamos una estrategia para reducirlos a niveles tolerables y quizás, en algunos casos, hasta hacerlos inocuos. Sin embargo, existen riesgos que son difíciles de atenuar, y son esos precisamente, donde la seguridad debe esforzase más para lograr resultados.
Existen varios modelos para construir una estrategia de mitigación de riesgos, pero en esencia, todas se deben ocupar principalmente de dos aspectos: A) hacernos menos vulnerables frente a las amenazas y, B) tener la capacidad de identificar oportunamente a tales amenazas, ya sea para evitarlas, disuadirlas o, si de ser posible, neutralizarlas.
Puede haber una tercera opción; se refiere a la reducción de los efectos del riesgo una vez materializado. Este es un caso un tanto extremo, pues al no poderse prevenir o proteger, se intenta controlar los efectos del daño causado para que no llegue a ser catastrófico. Es la situación de los actos de la naturaleza, que son indetenibles, pero en oportunidades se puede hacer algo que llaman “control de daños”.
Ahora, un elemento adicional que no podemos olvidar es que los riesgos cambian, no sólo en su morfología sino en sus objetivos. Por tanto, aquellos métodos que en algún momento funcionaron para mitigarlos, quizás hoy ya no sean tan efectivos, de allí que la gerencia de seguridad no sólo debe llevar registro de sus experiencias exitosas, sino que es indispensable ponerse por delante y desarrollar capacidades de pronóstico para poder imaginar escenarios de futuro, que por muy rudimentarios que parezcan, ayudan mucho a entender la evolución de la realidad y sus amenazas.
Pronosticar riesgos es difícil pero indispensable en esta época. Existen varios métodos de pronóstico y de eso hablo en un podcast llamado Inteligencia de entorno que está en este blog. En todo caso, puedo mencionar que para imaginar futuros posibles hay tres opciones:
- Extrapolar: se trata de trasladar linealmente en el tiempo los movimientos de las fuerzas que están hoy presentes y hacer así un escenario probable.
- Proyectar: es parecido a extrapolar, pero considerando variaciones no lineales de las fuerzas actuantes.
- Pronosticar: es proyectar, pero con un grado adicional de dificultad, y se refiere a considerar la aparición o desaparición de fuerzas que van a moldear la realidad.
La capacidad de realizar pronósticos es una competencia esencial en la gestión de riesgos. Permite a las organizaciones identificar y evaluar amenazas y peligros potenciales, planificar contingencias y tomar medidas preventivas. Los pronósticos basados en datos confiables y en el análisis de tendencias históricas ayudan a minimizar las pérdidas y a maximizar las oportunidades. En un entorno global y local cada vez más incierto y complejo, la capacidad de pronosticar se convierte en un factor crítico para el éxito y la supervivencia de las organizaciones.
Este ejercicio de ver el futuro no puede hacerse sin considerar la historia de quienes participan en el desarrollo de escenarios, por ello es tan importante incorporar personas con experiencia, tanto en seguridad como en otras disciplinas, pues ayudará a refinar los escenarios y darle probabilidades.
Para concluir, es importante tener en consideración que detrás de cada pronóstico existe la probabilidad de equivocarse. Por tanto, no podemos desanimarnos si fallamos mientras perfeccionamos un método, con el tiempo y la práctica se incrementa la asertividad.