Analizar riesgos de seguridad implica resolver problemas que, con frecuencia, son complejos y exigen del analista algo más que una fórmula matemática. En tal sentido, se requieren unas capacidades de reflexión y juicio que pertenecen al dominio del pensamiento crítico.
Pudiésemos definir el pensamiento crítico como un proceso riguroso que contribuye a alcanzar conclusiones muy superiores a las del razonamiento convencional y que se respalda en argumentos defendibles. Esta forma de pensar no sigue un método específico y puede adaptarse a múltiples situaciones, pero sobre todo ayuda a minimizar los sesgos, las debilidades, prejuicios o agendas particulares de los analistas, lo que resulta indispensable cuando la toma de decisiones vinculada al análisis de riesgos impacta a las organizaciones.
En contraste, es común que el pensamiento intuitivo conduzca al autoengaño. Sin verificación o rigurosidad; individuos, organizaciones y hasta las sociedades han experimentado el costo por errores en decisiones tomadas de manera intuitiva, sin el soporte y el análisis necesario o simplemente descartando evidencias que pueden ser contradictorias con narrativas construidas a partir de agendas o intereses particulares.
El pensamiento crítico puede estructurarse a partir de algunas premisas:
- Cuestionar suposiciones: No aceptar ideas o afirmaciones sin analizarlas primero. Identificar los supuestos o creencias que subyacen a un argumento.
- Buscar evidencias: Basar el análisis en hechos, datos e información verificable y confiable, evitando sesgos y opiniones infundadas.
- Considerar perspectivas alternativas: Estar abiertos a diferentes puntos de vista y mirar el problema desde varios ángulos antes de llegar a conclusiones.
- Razonamiento lógico: Conectar ideas y sacar conclusiones de forma lógica, identificando falacias o incoherencias en los argumentos.
- Imparcialidad: Evitar juicios preconcebidos y analizar la información de manera objetiva, sin dejarse influir por emociones o intereses personales.
- Reflexión: Reevaluar continuamente las propias conclusiones a medida que surgen nuevas evidencias o argumentos.
Para profundizar en este tema del pensamiento crítico voy a citar a Thomas Norman en su libro, Risk Analysis and Security Countermesure Selection, en el cual le dedica una sección. Sólo voy a tomar la parte en la que se refiere al porqué es tan importante este tipo de pensamiento en la seguridad:
- El analista quiere estar seguro que se está abordando el asunto real y no un tema alterno o con el foco equivocado.
- El analista necesita asegurarse que el análisis tiene el propósito correcto y que no se trata de un abordaje parcial que pueda conducir el trabajo en una dirección equivocada.
- El analista debe asegurarse que se están tomando en cuenta todos los puntos de vista y argumentos, sobre todo de las partes opuestas al análisis, en caso de existir.
- El analista debe contar con toda la evidencia posible, independientemente de la dirección en la que esta apunte.
- El analista debe eliminar cualquier suposición falsa.
- El analista necesita deducir correctamente en su análisis cómo ocurren los hechos en la realidad, sin agregados o supuestos.
- El analista debe llegar a inferencias correctas a partir de las evidencias.
Aplicar el pensamiento crítico al análisis de riesgos permite a una organización obtener una comprensión más completa, imparcial y fundamentada de las verdaderas amenazas y oportunidades a las que se enfrenta. De tal manera que, al cuestionar suposiciones, considerar múltiples perspectivas y explorar escenarios alternativos se evita que el análisis se vea limitado por puntos ciegos o sesgos.
Otro aspecto clave es que, al basarse en evidencias objetivas, en lugar de percepciones anecdóticas, se logra una imagen más completa de los factores de riesgo reales. Asimismo, permite que se exploren exhaustivamente las interdependencias y consecuencias en cadena de los riesgos identificados, evitando dejar áreas sin examinar.
Adicionalmente, el pensamiento crítico estimula a mantenerse abierto a nueva información y a reconsiderar las conclusiones a medida que la situación cambia, en lugar de apegarse rígidamente a suposiciones anteriores. Un elemento que no podemos dejar por fuera es que el análisis debe contemplar las medidas de mitigación propuestas, con escepticismo constructivo, a fin de evaluar su verdadera eficacia.
Sólo me quedaría reafirmar que el pensamiento crítico aporta al análisis de riesgos rigor, objetividad, amplitud de miras y un enfoque basado en hechos. Esto permite a las organizaciones fundamentar sus decisiones en una evaluación realista, respondiendo así a los criterios de previsibilidad y resiliencia propios de la seguridad positiva.