La proactividad es un enfoque preventivo en la gestión de la seguridad que se centra en anticipar posibles riesgos antes de que ocurran, en lugar de simplemente reaccionar a los incidentes una vez ocurridos. La seguridad proactiva busca identificar y abordar tanto a las vulnerabilidades como a las amenazas antes de que se conviertan en problemas.
Una estrategia de seguridad proactiva requiere un análisis detallado de los riesgos de una organización, partiendo de que no todo puede ser anticipable. Esta evaluación de riesgos debe incluir, no sólo aspectos de la infraestructura física y tecnológica, sino que debe abarcar la cultura organizacional, los recursos humanos, el personal de seguridad y las relaciones con el entorno, además de las plataformas, sistemas y aplicaciones informáticas. El objetivo es la identificación de brechas de seguridad (o vulnerabilidades) a priori y desarrollar en el tiempo programas de remediación y prácticas seguras.
Adicionalmente, la seguridad proactiva implica el uso de tecnologías avanzadas, como el monitoreo constante y la detección automática de amenazas, con el fin de detectar y prevenir ataques en tiempo real. También implica la adopción de medidas para mejorar la resistencia y resiliencia de la organización ante posibles ataques.
La seguridad proactiva se considera como una estrategia que combina la evaluación de riesgos, la capacitación del personal, el empleo de tecnología avanzada y el desarrollo de cultura organizacional para prevenir y mitigar riesgos. En este sentido, mucho se ha dicho sobre el valor de la prevención, y lo que significa para incrementar el nivel de seguridad de las personas, las organizaciones y las sociedades; sin embargo, el punto crítico de la seguridad proactiva depende en gran medida de la construcción de un modelo de liderazgo, basado en el respeto a las normas y el desarrollo del sentido de pertenencia en la organización, así como al cumplimiento de reglas básicas de convivencia entre personas.
Ya en el pasado había escrito un artículo sobre seguridad proactiva, en el cual cité las cualidades a desarrollar por los líderes y las organizaciones proactivas, según los autores Bateman y Crant y que se caracterizan por:
- Búsqueda continua de nuevas oportunidades.
- Fijación de objetivos efectivos orientados al cambio.
- Anticipación y prevención de problemas.
- Aproximación distinta a la realidad e innovación en los métodos de ejecución.
- Emprendimiento a pesar de la incertidumbre.
- Perseverancia y persistencia en los esfuerzos.
- Logro de resultados tangibles.
Vamos observando que la proactividad y la anticipación están estrechamente relacionadas. Ambas se enfocan en actuar antes de que ocurran los eventos, pero desde diferentes perspectivas. La proactividad se refiere a tomar la iniciativa y hacer las cosas antes de que se requieran o se soliciten. Es una actitud positiva que se centra en la acción y la prevención de problemas en lugar de simplemente reaccionar ante ellos una vez que han sucedido; por tanto, implica tomar medidas para crear condiciones favorables y evitar situaciones negativas. Por otro lado, la anticipación es la capacidad de prever los incidentes antes de que sucedan. Es una habilidad cognitiva que implica analizar las situaciones y predecir los resultados posibles. La anticipación es importante para la toma de decisiones y para prever los posibles riesgos.
Pero en la formación de una seguridad integral existe una tercera relación, se trata de la resiliencia. En cuanto a ella, podemos definirla como la capacidad de personas y organizaciones para recuperarse de situaciones difíciles y adaptarse a los cambios. El ser proactivo, por su parte, tiende a estar más preparado para enfrentar situaciones difíciles y a tener una actitud positiva ante los desafíos. La proactividad ayuda a una persona a anticipar problemas y tomar medidas para evitarlos o minimizar sus consecuencias, lo que puede aumentar su capacidad de recuperación en caso de dificultades. Además, la proactividad lleva implícita la propensión a buscar soluciones creativas y aprovechar al máximo los recursos disponibles para superar los obstáculos, lo que también puede mejorar su resiliencia.
Juntas, la proactividad, la anticipación y la resiliencia forman la tríada estratégica de una seguridad verdaderamente integral que se centra en fijar la atención en prevenir problemas de seguridad antes de que ocurran, pero también en estar preparados para responder rápidamente y recuperarse con prontitud de cualquier incidente que pueda ocurrir, incorporando las lecciones aprendidas en el proceso.
Excelente Alberto..