Acorazado Principe de Gales 1941

Sobrevive el más ágil, no el más fuerte

El trágico fin de los acorazados

El 10 de diciembre de 1941, apenas tres días después del ataque japonés a Pearl Harbor, la Armada Real inglesa recibe una de las derrotas más humillantes de toda la guerra. En menos de tres horas, la fuerza aérea japonesa hundió a dos de sus acorazados insignia; el Príncipe de Gales y el Repulse, ambos habían sido enviados por Churchill a Singapur con el propósito de proteger los territorios de la corona e intimidar la creciente amenaza nipona en su inminente entrada al conflicto bélico.

Con el hundimiento de estos acorazados también se hundía una era en la estrategia del combate naval y se daba paso a la entrada definitiva de los portaaviones como los nuevos reyes y ejes de la guerra en el mar.

Los acorazados eran unas fortalezas flotantes. En la segunda mitad del siglo XIX, con el desarrollo de la tecnología de vapor y luego los de combustión, se incrementó de manera significativa el poder de los motores, lo que hizo que los barcos ya no fueran de madera sino de acero, además podían llevar cañones de alta potencia y llevar cantidades significativas de municiones. El acorazado Príncipe de Gales, fabricado en 1939 tenía un cinturón blindado de 391 mm y 84 cañones de distintos calibres, además de ocho tubos lanza torpedos y podía llevar una tripulación hasta de dos mil personas, con una autonomía de 27 mil kilómetros.

El poderío naval británico, que le había valido la supremacía de los océanos por siglos, había dejado de entender los nuevos tiempos. El aceleradísimo desarrollo de la aviación y su rápida incorporación a las fuerzas armadas alteró la balanza del poder militar, ya no era posible sostener batallas en el mar, sino se contaba con el apoyo aéreo.

Esto lo habían entendido muy bien los estrategas japoneses, sobre todo el almirante Isoroku Yamamoto, quien durante su estadía como agregado militar en los Estados Unidos había conocido de primera mano los desarrollos norteamericanos que combinaban, cada vez con más tecnología, las fuerzas navales con las aéreas.

Los ingleses, confiados en la artillería antiaérea de sus acorazados apostados en las costas de Singapur no resistieron el embate de más de trescientos aviones caza bombarderos y torpederos japoneses (Nakajimas, Mitsubishis y Kawasakis) que en cinco tandas de ataque hundieron, no sólo los acorazados, sino otros tres barcos que acompañaban a la flota.

El Servicio Aéreo del Ejército Imperial Japonés había venido desarrollando un nuevo modelo de guerra en el mar, basado en el uso de portaaviones y aviones caza bombarderos  que podían en equipo, desplazarse grandes distancias a través del Pacífico y atacar en enjambre a las fuerzas navales de los Estados Unidos, como ocurrió en Pearl Harbor y Filipinas, así como a grandes navíos de guerra, que aunque contaban con un poder de fuego impresionante, no podían competir con la agilidad de los aviones y pilotos nipones.

Japón desplegaría hasta 20 portaaviones sobre el Pacífico durante los cuatro años de guerra, lo que le daría grandes capacidades de control sobre las aguas y el aire. A partir de 1941, con el hundimiento de los acorazados ingleses, la guerra cambiaría para siempre. Los propios japoneses experimentarían en carne propia la inoperancia de sus acorazados, cuando en abril de 1945, unos 280 aviones norteamericanos hundirían al norte de Okinawa al Yamato, el acorazado de 72 mil toneladas, el más grande construido en la historia.

Ninguna nueva guerra se parece a la anterior. El poder indiscutible del más fuerte durante la Primera Guerra Mundial, dictado por grandes barcos de acero, sucumbía ante la maniobrabilidad de pequeñas y hasta endebles máquinas voladoras, tripuladas por una o dos personas y que, como en un enjambre de abejas, se terminarían imponiendo más por su agilidad que por su fortaleza.

@seguritips

1 comentario en “Sobrevive el más ágil, no el más fuerte”

  1. Excelente análisis Alberto, muy interesante por su gran valor histórico y por su enfoque evolutivo como concpeto..
    Congratulaciones..!

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