La Organización Mundial de la Salud, en el preámbulo de su constitución, señala: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.” Por analogía, podríamos parafrasear esta declaración estableciendo que: la seguridad es el máximo estado de paz y certeza del individuo para el pleno ejercicio de su ciudadanía, y no solamente la ausencia de amenazas.
Tradicionalmente, entendemos que la seguridad es responsable sólo de evitar que se materialicen pérdidas asociadas a los riesgos que nos rodean, dejando de lado la acción proactiva de transformación social hacia una cultura de mayor prevención y previsión. De algún modo, pudiéramos entender que la seguridad proactiva es la que decide asumir el control de la realidad y actuar en consecuencia.
En la visión reactiva de la seguridad, la función principal se centra en la corrección de fallas y reducción de vulnerabilidades, mientras que en la seguridad proactiva, además de mitigar riesgos, se plantea como objetivo la evolución hacia un espacio de mayor previsión y resiliencia.
En este sentido, mucho se ha dicho sobre el valor de la prevención, y lo que significa para incrementar el nivel de seguridad de una sociedad, sin embargo, el punto aquí está vinculado a la construcción de un modelo de liderazgo, basado en el respeto a las normas y el cumplimiento de reglas básicas de convivencia entre personas. Con este propósito, los ciudadanos y sus líderes necesitan ser guiados hacia el desarrollo de actitudes asociadas a la cultura previsiva. El comportamiento proactivo, por su parte, puede identificarse porque posee ciertas cualidades (Bateman y Crant ), y se caracteriza por lo siguiente:
1. Búsqueda continua de nuevas oportunidades.
2. Fijación de objetivos efectivos orientados al cambio.
3. Anticipación y prevención de problemas.
4. Aproximación distinta a la realidad e innovación en los métodos de ejecución.
5. Emprendimiento a pesar de la incertidumbre.
6. Perseverancia y persistencia en los esfuerzos.
7. Logro de resultados tangibles.
Además, las sociedades que han alcanzado altos niveles de cultura de previsión son producto de una seguridad proactiva y preparada para entender su entorno, que saben leer las más mínimas señales de desviación social y aplican correctivos de forma justa y oportuna.
Lo interesante de la seguridad proactiva es que luego de entramarse en los procesos sociales y mantenerse activa, se hace irreversible en la transformación de la cultura ciudadana, y todo el que llegue nuevo a la organización asimila el cambio sin mayores traumas. Para muestra, les invito a leer Cuando la seguridad parece magia, sobre el desorden más ordenado que conozco y que se conoce como Ámsterdam.
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