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Seguridad Positiva – Algunas reflexiones

En la reciente reedición del MAPS incluimos un capítulo llamado Seguridad Positiva. Más que un modelo para la gestión de riesgos, la visión sobre una seguridad positiva es destacar la capacidad que tenemos los individuos y organizaciones para superar la adversidad, empleando para ello nuestras fortalezas.

Mis ideas con en relación a la Seguridad Positiva (SP) son originalmente de 2014 y quedaron documentadas en mi libro RAY en Seguridad de 2016; sin embargo, consideramos que debíamos incluirlas en el MAPS 21 porque están muy alineadas con el cambio de la organización hacia una cultura de mayor resiliencia.

La verdad es que la SP es de los conceptos más buscados y leídos en mi blog, ha sido publicado en varias páginas y revistas en estos años y sigue siendo un tema de reflexión para mi trabajo, por lo que voy a aprovechar este empuje de la nueva edición del MAPS para afinar un tanto algunos aspectos que he madurado y quisiera ahora compartir con ustedes.

La seguridad tradicional y a la que estamos «acostumbrados» por decirlo de alguna manera, pudiera definirse como la ausencia de amenazas. Es decir, es una condición en la que no están presentes elementos que se aprovechen de las debilidades para causar daños. La Seguridad Positiva, por su parte, no solo apuesta a la ausencia de amenazas, contribuye igualmente, a elevar el nivel de consciencia previsiva de la persona, con el propósito de generarle certeza y bienestar. Asimismo, la Seguridad Positiva estimula la identificación y desarrollo de aptitudes, actitudes y conductas relacionadas con la prudencia, la anticipación de consecuencias, la inteligencia emocional, la disciplina y la autocorrección, esto por nombrar las más resaltantes.

En el libro definimos cinco atributos de la organización que practica la Seguridad Positiva. En esta oportunidad me permito pulir un poco los conceptos, a fin de hacerlos más observables y prácticos.

Carta Navegacion Organizacion Segura MAPS21

 

La realidad y el entorno se escucha e interpreta: no todo depende de lo que ocurra puertas adentro. Aquello que nos rodea debe estudiarse pero no para controlarse, sino más bien para entenderse y sacar el mejor provecho. Oponerse a lo que no se puede controlar es un perdida de esfuerzo, que bien puede emplearse en lo que somos realmente buenos y donde tenemos posibilidades reales de influir para transformar positivamente. Evadir la realidad o ignorar el entorno, en lugar de proteger a la organización la expone a mayores riesgos. Construir grandes muros alrededor de la realidad aísla a la seguridad, restándole una de sus virtudes más importantes que es la capacidad de anticipación frente a potenciales amenazas. Jack Welch el renombrado Ex CEO de General Electric con frecuencia usaba una frase que he hecho mía: «controla tu destino o alguien más lo hará por ti.»

La seguridad está entramada en los procesos de la organización: cuidar que las cosas siempre se hagan correctamente, tomando todas las medidas preventivas y de protección no se considera un agregado o un requisito «fastidioso» que debe cumplirse. La seguridad no es un parche que se le pega a las empresas para protegerlas de sus enemigos, al contrario, es una fórmula que marca la actitud de hacer lo correcto, aunque esto implique que no siempre sea fácil. Resulta imposible vigilar a todo y todos, por lo que entramar consciencia previsiva en los procesos, es la vía más directa para agregar valor. La Seguridad Positiva, además de evitar pérdidas, debe garantizar ingresos.

Estímulo al pensamiento y acción previsiva: en este aspecto, la seguridad se desarrolla sobre la base de la prevención. Prevenir es más fácil, más rentable y de efectos más duraderos que reaccionar. Se enseña a pensar antes de actuar y se incentiva la identificación temprana de potenciales causas de riesgo. Este poder anticipatorio y de análisis de consecuencias es el valor más importante de una organización que se considere segura. Independientemente de la complejidad del entorno, un equipo con consciencia de previsión tomará decisiones más acertadas, oportunas y por tanto mucho más confiables, frente a realidades adversas.

Obsesión por los detalles: todo proceso puede siempre hacerse más seguro, lo que se requiere es su revisión de manera continua y que exista disposición al cambio. Las pérdidas y accidentes son vistos como oportunidades para mejorar. En la Seguridad Positiva todo está sujeto a revisión y las pequeñas mejoras se celebran como grandes éxitos. El tránsito de una buena seguridad a otra de excelencia está en la capitalización del fracaso, que no es más que el poder resiliente frente a las dificultades que la realidad pone por delante.

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Gente y tecnología son un equipo: en la Seguridad Positiva, la tecnología opera como potenciador de las capacidades y fortalezas naturales de la organización. La gente hace sus mejores esfuerzos para sacar el máximo provecho a la tecnología disponible. La finalidad de la tecnología es en primer lugar, neutralizar amenazas y no tanto controlar a los que están ganados a la cultura previsiva. Las soluciones tecnológicas se diseñan en función de la gente y siempre como refuerzo de las normas. La Seguridad Positiva es la mezcla ponderada de las personas potenciadas con herramientas tecnológicas. No existe hasta hoy inteligencia artificial capaz de tomar decisiones complejas que salven vidas con tanta eficiencia como un cerebro humano.

Me permito concluir con el pensamiento de Martin Seligman, el conocido padre de la psicología positiva; observar a otras personas hacer buenas acciones produce un estado llamado elevación, que te lleva a querer hacer cosas buenas a ti también. Los hábitos positivos se contagian y la seguridad está hecha en alguna medida, de un sistema de hábitos. Si en la formación de una cultura previsiva y resiliente logramos que los efectos de lo positivo se propaguen los resultados serán sorprendentes.

@seguritips

1 comentario en “Seguridad Positiva – Algunas reflexiones”

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