Movimiento mundo líquido retos de la seguridad

Lo productivo ya no es sedentario y los retos para la seguridad

Si algún paradigma había mantenido vigencia, al menos hasta ahora, era suponer que para crecer se necesitaba un entrono estable. Entendíamos que, en las realidades inestables, o en desequilibrio, no se podían fundar bases para construir algo sólido, o con intenciones de perdurar. En el mundo líquido, el paradigma – si es que puede llamarse así – es otro, pues, son precisamente la incertidumbre y la impredecibilidad, los soportes para desarrollar nuevos modelos adaptados a la dinámica del crecimiento en medio de la turbulencia.

Empecemos por asimilar, que, de cara al futuro, no existen señales que la realidad se esté moviendo hacia terrenos de estabilidad y certeza, por tanto, si para desarrollar nuevos proyectos estamos esperando tiempos más tranquilos, es porque aún no hemos comprendido la complejidad en la que estamos inmersos. Aquellos que han internalizado la complejidad de los tiempos llevan una ventaja cada vez más grande sobre quienes siguen esperando terrenos más calmos para avanzar.

Tengo un amigo que es un genio de la matemática, su trabajo se basa en identificar correlaciones entre eventos de la realidad mundial y las variaciones de los cientos de índices bursátiles en los mercados financieros del mundo. Estas correlaciones las codifica en servidores de altísima velocidad que ejecutan algoritmos para comprar y vender en microsegundos acciones, futuros, monedas y cualquier cosa que se cotice en las bolsas. A más variaciones, hacia arriba o hacia abajo, más ganancias se logran. Es un modelo armado sobre la volatilidad acelerada de la realidad y que se alimenta de la incertidumbre.

Desde hace un buen tiempo, los grades movimientos financieros del mundo líquido ya no dependen de la solidez de los resultados económicos de las empresas, sino de las infinitas posibilidades de la complejidad. En una Rueda de Prensa en la Euro Copa 2020 (juagada en 2021 tras los efectos de la pandemia), Cristiano Ronaldo, famoso delantero de la selección portuguesa y superestrella del futbol, apartó dos botellas de Coca Cola que estaban sobre la mesa haciendo un gesto que se interpretó como que había que tomar agua en lugar de gaseosas. Ese mismo día, las acciones de la refresquera cayeron 1,6% en New York, unos cuatro mil millardos de dólares.

Es muy posible que la caída en el precio de la acción de la empresa tuviera que ver con el desaire de Ronaldo, en todo caso, la clave está en que, en la complejidad es difícil estimar las relaciones de causa y consecuencia, y, por tanto, atreverse a pronosticar que un par de botellas de refresco colocadas para hacer marketing, pueden terminar haciendo el efecto contrario, es poco menos que imposible.

Riessgos Líquidos Alberto Ray desafíos a la seguridad global

En 1983, Michel Foucault escribió el prólogo de Anti-Edipo, Capitalismo y Esquizofrenia, libro que haría aun más famosos a Guilles Deleuze y Félix Guattari y que analiza al hombre como parte de la máquina social y los medios de producción capitalistas. En el texto, Foucault delinea el proceso de transformación hacia un mundo que ya no se conforma con la realidad, sino que opta por las posibilidades de la virtualidad. “Debe preferirse lo múltiple a lo unitario, la diferenciación a la unidad, los arreglos móviles a los sistemas”. Lo que es productivo ya no es sedentario, sino nómada, afirma Foucault.

De alguna manera, lo que plantea Deleuze y Guattari es que sólo conectándose (haciéndose parte) a un flujo es que el individuo puede formar parte de la gran máquina de producción que es el mundo de hoy. Quizás en 1983, aún era difícil entender la dinámica de la globalización potenciada por el desarrollo tecnológico, pero ya la era del microchip avanzaba en sus pasos y comenzaba a acelerarse.

Así, como le ocurrió a la Unión Soviética, con el aparato de inteligencia más grande del mundo de su época, que no vio venir la transformación hacia el mundo líquido, y sus grandes máquinas de producción quedaron desconectadas de la realidad, le puede ocurrir a quien no entienda que una nueva y móvil organización que fluya al ritmo y tempo de los tiempos acelerados será la opción para no sucumbir a la complejidad.

De todo esto, cabe la reflexión sobre cuál es el modelo para la seguridad de las organizaciones y hasta de las naciones, cuando además de las amenazas líquidas, se tiene un entorno tan volátil y retador.

Ya, cuando me refería a la seguridad en el mundo de las posibilidades infinitas expuse la necesidad de cerrar las brechas en las vulnerabilidades digitales, y transformar al individuo en un sujeto, a partir del cual se genera seguridad, y no como un objeto sin criterio o conciencia. En este caso, los modelos organizacionales, por muy dinámicos o líquidos que sean, siempre van a requerir algún tipo de estructura para poder operar. El objetivo es optimizar el uso de los recursos en las funciones que agreguen más valor, tanto en la visualización, creación de conciencia, análisis y la prevención, como en la mitigación de riesgos.

Se trata de separar la seguridad en procesos que, por una parte, puedan ser automatizados al máximo y consuman mínimos recursos humanos, y por la otra, a determinar y prevenir escenarios de riesgo utilizando capacidades y experiencia de profesionales formados para tales fines.

Hemos llegado al tiempo de las realidades inestables y pareciera que llegaron para instalarse, haciendo de la incertidumbre la constante común. Si bien, a la realidad siempre se le puede sobreponer el infinito de lo posible, en la seguridad nos toca asumir los dos planos: la emergencia del aquí y el ahora, y las oportunidades del cambio incesante.

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