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La seguridad frente al cambio de valores, un desafío de inmensas proporciones

Está en el ambiente y es una percepción global que hoy vivimos en un mundo distinto al que estábamos acostumbrados. Aunque los sistemas de gobierno, las leyes y las instituciones siguen siendo las mismas, pareciera que luego del punto de inflexión de la pandemia de Covid, la gente ha cambiado su visión de la realidad y han comenzado a surgir incongruencias entre las formas en las que el mundo funciona y las expectativas de sus habitantes. Esta dinámica de una globalidad que aún no entendemos bien podría llevarnos en un plazo muy corto a una colisión, no sólo de puntos de vista, sino de valores, lo que, para la seguridad de las naciones, las organizaciones y los individuos va a representar un desafío de inmensas proporciones.

Soy de los que creen que no fue la pandemia la que originó este proceso, pues nada de las magnitudes de lo que comenzamos a apreciar es producto de una acción única, sin embargo, el COVID sirvió como catalizador de aceleración para una realidad que se nos presenta aun difusa, y como lo he dicho en múltiples oportunidades, mucho más líquida. Si hasta hace poco en el planeta y en particular en las naciones de Occidente la vida en sociedad estaba bien definida y regulada en parámetros éticos y normas legales, ahora pareciera que cambia sus paradigmas y no existen nuevas referencias para mantener a la realidad bajo control. Para demostrar lo que afirmo, citaré algunos ejemplos:

Luego de la pandemia, en varias ciudades de los Estados Unidos, el consumo de drogas altamente adictivas y consideradas aun ilegales, se venden sin muchas restricciones y la gente se las administra en plena calle sin que exista control o acción de las policías para evitarlo. El tema aquí no es la falta de policías, sino que estas instituciones han dejado de perseguir o judicializar tales delitos, lo que ha convertido a estas ciudades en santuarios del tráfico y consumo de metanfetaminas, cocaína y otras drogas. En 2021, por primera vez en la historia de la potencia del Norte, murieron más de 100 mil personas por sobredosis de drogas.

Otro caso en el que las cifras hablan por sí mismas es que en 2022 se estima que dos millones de migrantes ilegales cruzarán la frontera sur de Estados Unidos. Esta tendencia ha ido en aumento en los últimos años, pero en la postpandemia se está permitiendo que una cantidad muy alta de migrantes sean autorizados a permanecer dentro del país, ya que no están siendo deportados, aunque no tengan visas, pasaportes ni recursos. De hecho, muchos son transportados a ciudades como New York o Washington DC donde les proveen vivienda, alimentación y permisos de permanencia temporal para que consigan algún trabajo. Es un modelo que de forma directa incentiva el tráfico humano, ya que la ley y la autoridad ya no son disuasores de la migración ilegal.

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Pero voy a ir un poco más allá. Estamos viendo que ahora algunos gobiernos y líderes se refieren a delitos como el de la legitimación de capitales, la corrupción o el tráfico de drogas como procesos “normales” de la economía o las dinámicas sociales, y por tanto al normalizarse se hacen menos delitos. El presidente colombiano, gustavo Petro se refirió en su ascenso al poder a la legalización de las drogas y en su campaña planteó una justicia social que debería exonerar a quienes, hasta hace poco traficaron narcóticos o cometieron delitos de lesa humanidad, ante lo cual muchos tanto dentro, como fuera de Colombia lo consideran como parte del necesario progresismo para sacar al país de la violencia.

Un caso que sería insólito de acuerdo con los estándares del mundo sólido ocurrió el 11 de agosto de 2022, cuando el presidente surcoreano emitió un perdón presidencial al que era vicepresidente del gigante trasnacional Samsung, quien estaba preso por corrupción y soborno, con el propósito de tomar el timón de la empresa ante las grandes dificultades que enfrenta por la crisis mundial en las cadenas de suministro. Al día siguiente de la medida, la acción de Samsung subió casi 2%.

¿Cómo puede la seguridad de los países y las organizaciones lidiar con estos cambios en las escalas de valores de las naciones?

Imaginen por un momento cómo se sentirán los funcionarios de la justicia, los policías, los investigadores y otros quienes trabajaron, en muchas ocasiones arriesgando sus vidas, para construir estos casos, y que ahora, frente al cambio de valores pueden quedar expuestos e inclusive ser perseguidos por cumplir con sus deberes.

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A principios de 2022 conversé con unos policías de la ciudad de Washington DC a quienes les pregunté su opinión sobre el consumo de drogas fuertes en las calles y cómo abordaban estos casos. La respuesta fue de mucha frustración e impotencia, ya que tienen órdenes explícitas de no detener a estas personas y su misión debe sólo limitarse a mantener el orden público.

Sin duda hemos entrado en una nueva zona gris en la que los parámetros de seguridad, prevención y orden público se han disuelto y la realidad ya no se mueve en torno a normas definidas sino a criterios políticos, étnicos, sociales, raciales, económicos o culturales en los que no existe acuerdo alguno y pareciera que tampoco estamos en una transición entre un sistema y otro, sino que más bien es la dinámica del caos y la incertidumbre que facilita el ambiente en el cual cada quien puede hacer lo que cree es correcto.

En este sentido, sólo me queda una reflexión sobre dos objetivos de la seguridad, que ante tal realidad aplican muy bien:

  • La seguridad tiene como propósito generar conciencia del riesgo, por tanto, frente a grandes amenazas como el cambio en la tabla de valores, estamos obligados a producir más consciencia. A tal punto que es fundamental convertir a cada persona en sujeto de su propia seguridad.
  • La seguridad está obligada a construir espacios de certeza. Si el entorno es caótico y ha cambiado sus escalas de valores, al menos dentro de los espacios donde aún tenemos capacidad y autoridad debemos seguir ejerciendo el liderazgo necesario para hacer de nuestras organizaciones zonas realmente seguras y predecibles.

Por lo pronto ignoro si estos cambios de era nos van a llevar a un territorio más seguro, pareciera que no es así. Dicen que en tiempos de dificultad debemos más que nunca aferrarnos a lo que consideramos es verdadero y por tanto seguro, de allí la importancia que tiene el líder de la seguridad en proveer la visión adecuada para navegar en aguas tan inciertas. Muy a pesar del cambio de valores, la gente necesita saber que está segura y es justo allí donde nuestra contribución es no sólo necesaria sino indispensable.

@seguritips

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