anticipación situacional preparación ante eventos riesgosos

La anticipación y su valor en la seguridad

La anticipación es la capacidad que tienen individuos y organizaciones de pronosticar eventos y colocarse en una posición más favorable frente a la realidad, ya sea para evitar riesgos o confrontarlos con algo de ventaja.

En el marco de la Seguridad Positiva, la anticipación pertenece al conjunto de destrezas vinculadas con la previsión, y es una de las herramientas más valiosas, pero más difíciles de incorporar en la gestión de riesgos. En tal sentido, debemos entender que la anticipación posee dos dimensiones, una externa, relacionada con el pronóstico del futuro en entornos altamente complejos e inciertos, y otra interna, conectada con la intuición.

Si bien la intuición es una propiedad asociada a la percepción del tiempo que no necesariamente se desarrolla en individuos y organizaciones, siempre está presente y es posible “despertarla” a través de la generación de conciencia de riesgos, la identificación temprana de señales asociadas con potenciales amenazas y la detección de vulnerabilidades en etapas iniciales, previas a las crisis.

La dificultad en la incorporación de la anticipación en los procesos de seguridad parte de la escaza cultura preventiva en las organizaciones. Muchas veces preferimos reaccionar a posteriori a los peligros aun en medio de la incertidumbre, antes de considerar invertir tiempo, recursos y esfuerzos en prepararnos para posibles futuros, aunque estos nunca terminen materializándose. Sin embargo, la anticipación es posiblemente una de las propiedades de mejor relación costo – beneficio en la gestión de riesgos, pues lo que requiere es la agudización de las percepciones ante amenazas y la consecuente activación de medidas preparatorias para corregir vulnerabilidades antes y no después de que los incidentes terminen convirtiéndose en pérdidas.

Es por ello, que los analistas de riesgos en esta época líquida, en la cual la realidad es un permanente flujo de eventos, deben ir mucho más allá de la mera fotografía del momento y enmarcar su trabajo en una visión situacional y dinámica que sea capaz de modelar variables y proyectar, así sea de manera sencilla, aquello que podría ocurrir y asignar valores de probabilidad a posibles futuros. De esta manera, los procesos de observabilidad y monitoreo del entorno terminan siendo claves en el awareness de las organizaciones.

La aceleración tecnológica y su efecto de transformación digital ha permitido el desarrollo de herramientas muy poderosas para mover la anticipación del terreno de las percepciones a espacios más tangibles. Es así como la Inteligencia Artificial (IA) es hoy uno de los aliados más útiles para la seguridad, en cuanto a preparación frente a potenciales eventos riesgosos o de alto impacto para las organizaciones.

Un ejemplo interesante está en el análisis de las cadenas logísticas de suministro y sus posibles disrupciones producidas por inestabilidad política, conflictividad social, afectaciones climáticas o criminalidad. Las gerencias de seguridad necesitan observar de cerca los impactos que todas estas fuerzas presentes en el entorno tienen en el proceso productivo con el fin de desarrollar modelos predictivos de comportamiento, y así anticipar retrasos o pérdidas. Una expresión del aprovechamiento de la IA lo vemos en los modelos de predicción del curso de tormentas y huracanes que permiten planificar con días de anticipación, las acciones para minimizar la pérdida de continuidad operativa de muchas empresas.

Riessgos Líquidos Alberto Ray desafíos a la seguridad global

Como todo proceso de optimización, y más aún en la seguridad, desarrollar capacidades de anticipación organizacional frente amenazas pasa porque exista primero que todo, la conciencia, la voluntad y la urgencia para que esta propiedad sea desarrollada. Es cierto que no todas las organizaciones necesitan agudizar su sentido de anticipación, ya que sus procesos son robustos y están bajo control, sin embargo, estamos entrando en un mundo de riesgos líquidos, cada vez con realidades más volátiles y complejas, lo que puede afectar en poco tiempo a muchas empresas que operan en entornos de baja incertidumbre. Sólo basta con mencionar a la industria aeronáutica europea, que, tras la invasión rusa a Ucrania, debió reprogramar en horas un número importante de rutas aéreas, por sólo mencionar uno de los tantos sectores que se vieron drásticamente afectados por una decisión política.

La incorporación de nuevas tecnologías, aunque ayuda de forma importante, no son la clave principal para el desarrollo de destrezas anticipatorias. Estas más bien, dependen, al menos en el terreno de la seguridad positiva, de generar la necesidad y la voluntad de mover a las organizaciones desde el cuadrante vulnerable – reactivo, a su diametralmente opuesto, el previsivo – resiliente, lo que es un desafío ineludible en estos tiempos que corren, si pretendemos seguir operando bajo parámetros de riesgos razonables y tolerables.

@seguritips

 

 

 

 

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

5 × dos =