En uno de los capítulos de Riesgos Líquidos titulado “Se buscan futurólogos del presente” explico que las dinámicas del mundo líquido, en las que todo caduca a ritmo acelerado, han disuelto las referencias que el pasado nos brindaban, por tanto, es en la construcción de futuros posibles donde pueden estar las respuestas que hoy necesitamos para planificar. Es decir, la brecha entre el pasado y el futuro se ha hecho tan abismal, que ya no existe patrón alguno de comparación, por lo que resulta más eficiente tratar de entender la realidad imaginando lo que vendrá, antes que enmarcarla en la historia.
Todo esto resulta un tanto complejo y NO pretendo desmerecer el pasado. En todo caso, mi propósito a partir de ese planteamiento es darle un alto valor a la generación de pronósticos, o como se dice en el mundo de la inteligencia a las “prospectivas de la realidad”. En tal sentido, surge la necesidad de equipar al líder de seguridad con una serie de destrezas que serán de mucha utilidad en la generación de capacidades para visualizar el futuro y sus posibilidades.
Según mi entendimiento sobre el tema, estas capacidades se desarrollan sobre cuatro dimensiones que brevemente describo a continuación:
- Pensamiento sistémico Avanzado: este aspecto implica la capacidad para anticipar cascadas de efectos y consecuencias, la identificación de vulnerabilidades intrínsecas al sistema, la comprensión de cómo las amenazas pueden propagarse entre sistemas interconectados y la habilidad para ver patrones emergentes en incidentes aparentemente aislados.
- Análisis de riesgos y probabilidades: esta dimensión involucra la evaluación rigurosa de amenazas y vulnerabilidades, la priorización basada en impacto y probabilidad y la comprensión profunda de compensaciones (trade-offs) en la toma de decisiones.
- Pensamiento adaptativo y respuesta a crisis: los elementos clave aquí son la toma de decisiones bajo presión e incertidumbre, la flexibilidad para ajustar estrategias según evoluciona una situación, la capacidad de mantener claridad mental en situaciones de alta tensión y la habilidad para gestionar múltiples escenarios simultáneos de amenaza.
- Conocimiento contextual integrado: se relaciona con la comprensión de geopolítica y dinámicas de poder, el conocimiento de psicología del adversario, el entendimiento de tecnologías emergentes y sus implicaciones para la seguridad, y aunque suene contradictorio; la familiaridad con precedentes históricos relevantes.
Como se aprecia, no es cosa sencilla producir líderes con capacidad de generar pronósticos útiles, y menos aún en un mundo de realidades complejas; pero si el reto es asumir los riesgos (líquidos) del futuro, la recomendación es comenzar a trabajar en estas dimensiones de formación. El tema es que las escuelas de prospectiva no abundan en el planeta. Estos espacios y esos liderazgos históricamente se los han reservado los Estados nacionales para cubrir las posiciones de sus organizaciones de inteligencia, y por su naturaleza secreta, es poco lo que sale a la luz en este campo. Sin embargo, luego de la caída del comunismo y el fin de la guerra fría esto comenzó a cambiar progresivamente, y en la actualidad, una parte muy significativa de la inteligencia que desarrollan las potencias del mundo la hacen a través de terceras partes; es decir, por empresas, thinktanks y otras organizaciones que en la realidad se han convertido en las verdaderas universidades de los analistas más capacitados.
La clave está en el tránsito a la esfera “civil” de la inteligencia, junto a la posibilidad de formar líderes en las cuatro dimensiones descritas a partir de situaciones de la realidad cotidiana.
Si vamos al detalle, no es un reto imposible, ya que el desarrollo del pensamiento sistémico se ha convertido en una materia de las escuelas de liderazgo, así como las capacidades para el análisis de riesgos y sus estimaciones probabilísticas. En relación con el pensamiento adaptativo, el manejo de crisis y la flexibilidad estratégica, son elementos que se van adquiriendo en el crecimiento profesional. Quizás el factor más complejo sea poder contextualizar el entorno, las dinámicas del poder y el conocimiento sobre el adversario. Pero más allá de todo el marco formativo, estoy convencido que el punto focal está en la capacidad de integrar de manera multidimensional todos los elementos y construir a partir de allí la visión prospectiva de la realidad.
Para quienes estén interesados en convertirse en futurólogos del presente, les puedo sugerir que exploren mucho más el estudio de los procesos de la inteligencia, así como los distintos modelos que existen para desarrollar pronósticos sobre el futuro. Les dejo aquí un par de enlaces con un podcast que publiqué hace algún tiempo sobre el tema y un artículo que describe el proceso.
https://albertoray.com/inteligencia-preventiva-de-entorno/
https://albertoray.com/inteligencia-de-entorno/
A mis colegas del mundo académico y formativo en el mundo de la seguridad los exhorto a explorar el terreno de la inteligencia y el desarrollo de prospectivas vinculadas al terreno de la seguridad. Estoy más que convencido que conseguirán un campo fascinante y estudiantes muy ávidos de conocimiento.