Si usted es un profesional de la seguridad y aún no ha descubierto lo que significa el sentido de la urgencia, le sugiero que lea estas líneas.
Es importante dejar claro que el sentido de la urgencia no significa actuar a la carrera o de manera atropellada, sometiéndose a estados de alta presión o estrés, tampoco significa reaccionar a las amenazas, aunque en oportunidades no quede otra opción. Se trata de tener conciencia de la necesidad de hacer cambios y ordenar estratégicamente las prioridades para que estos cambios ocurran, con el objetivo de minimizar situaciones que puedan ser previsibles.
Algunos creen que despertar el sentido de la urgencia debe ser el primer paso para iniciar un cambio real y profundo en una organización, y pienso que es así, sin embargo, no basta con activar la necesidad imperiosa de un cambio, además, se requiere una visión de lo que se quiere lograr y en qué dirección moverse para alcanzar el objetivo. Por ello, estar preparados para entender la urgencia puede ser más difícil de lo que se supone.
Identificar que las cosas no marchan bien es el primer paso a la urgencia, pero ¿Quiénes están en condiciones de ver un poco más allá para proponer soluciones?
Es precisamente aquí dónde el profesional de la seguridad puede ser un actor protagónico o apenas un extra de reparto.
La complejidad y el cambio permanente al que estamos sometidos encierra el vicio de la pérdida de vigencia. En la seguridad más aun, pues aquello que hasta hace muy poco funcionaba muy bien, de un día para el otro se hace obsoleto debido a la cambiante dinámica de las amenazas. De allí, resulta clave entender que la capacidad de despertar el sentido de la urgencia ante pequeñas manifestaciones de aquello que repentinamente ha dejado de funcionar, puede ahorrarnos tiempo y dinero, además de la minimización de riesgos derivados de no entender las nuevas situaciones. La capacidad de adaptación y la flexibilidad del individuo y sus organizaciones cobra, por tanto, especial importancia para el mindset de la urgencia.
No obstante, ante la plena conciencia sobre lo que ha dejado de funcionar y comienza a entrar en crisis, debemos más que despertar. La urgencia sin acción no sirve sino para crear ansiedad e incertidumbre sobre el futuro. La apremiante realidad tiene que desembocar en una especie de “plan de contagio” con el propósito de unir a los más motivados para el cambio. En este aspecto, lo que he observado es que los profesionales de la seguridad somos unos eternos predicadores de la urgencia, pero fallamos en la masificación del mensaje.
Las causas de la falla son variadas; carecemos de herramientas efectivas de comunicación, intentamos convencer a quién ya está ganado a nuestra idea y quizás, lo que más nos afecte sea que somos vistos por nuestras organizaciones como los voceros de las malas noticias y no cómo los generadores del cambio. Bajo esta perspectiva, un sentido de la urgencia sin una visión para el cambio positivo nos deja sólo con la peor de las partes.
La seguridad y sus liderazgos tienen hoy un rol estelar en la conducción del progreso. Nuestra misión debe trascender la urgencia y agrupar a los motivados para avanzar, el éxito completo está en dibujar una visión de futuro más positiva y con más certezas.
Alberto Ray , buenas tardes. muchas gracias por tu aporte. sin duda el valor de la gerencia de la seguridad tiene que superarse así misma transmitiendo el mensaje correcto , una visión más positiva en las organizaciones nos permitirá ser agentes clave en el despertar de la cultura de la seguridad alineando la Dirección y Planificación estratégica de los objetivos de las organizaciones desde la perspectiva del riesgo.
saludos cordiales
IF