location, earth, map-4496459.jpg

El mundo ya no es de los espectadores

La aceleración de los tiempos acelera igualmente la historia. En Estados Unidos Parecieran ya lejanas las narrativas de control de las fronteras, la lucha contra las tiranías y las operaciones antinarcóticos. De estos temas ya no se habla en Washington. En el inicio del 2022 hemos entrado en la era de los relatos por el ambiente, las minorías y la normalización COVID. Es evidente que la Casa Blanca no quiere conflictos geopolíticos, pero tampoco puede hacer mucho para evitarlos. Es lo que se corrobora con la salida sin prórroga y por la puerta de atrás de Afganistán.

Lo curioso de este cambio de rumbo en los Estados Unidos es que los aliados europeos lucen alineados en la agenda del Soft Power, cuestión que no tendría mayor problema si el mundo estuviera posado sobre algodones y no estuviéramos conviviendo, en simultáneo, con tiranías repotenciadas que avanzan sobre los espacios que se van dejando.

Estos cambios no son buenas noticias para la seguridad en el continente y apuntan a la polarización en todos los órdenes de la vida, sin duda, un desafío complejo para naciones, sociedades, corporaciones e individuos.

Pero, no todo es negativo, la dinámica polarizadora – algunos la llaman radical – de la realidad nos lleva a tomar posiciones. Lo que ocurre es demasiado importante para seguir acomodados en la zonas intermedias y moderadas del confort. El mundo ya no es de los espectadores pasivos y nos obliga actuar.

Construir seguridad es parte de este proceso, son los tiempos de liderar en medio de la incertidumbre, y qué mejor faro que una visión estratégica en torno a los riesgos. No se trata de predecir el futuro, sino de estar preparado para cuando llegue.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

uno × 2 =