Entender la seguridad pasa por tener un panorama más o menos claro del entorno. Muchas de las amenazas que ponen en riesgo a las organizaciones operan en el ambiente que las rodea, sobre todo, en tiempos de profundas complejidades y grandes incertidumbres. Sin embargo, tendemos a sobreestimar el valor de lo exógeno, dándole tal peso, que terminamos creyendo que todo lo que ocurre es consecuencia de la realidad circundante. A este fenómeno lo llamo la distorsión de la realidad aumentada.
La principal causa de la realidad aumentada está en el caudal infinito de data e información a la que estamos expuestos. No paramos de consumir contenidos. En esta civilización de las comunicaciones instantáneas, todo compite por el tiempo de la gente. Me quedo sorprendido cuando veo a mis hijos viendo la televisión con el celular en una mano y la tablet en otra. No contamos con defensas suficientes para filtrar el entorno, por tanto, menos podemos entenderlo o jerarquizarlo. Mientras convertimos lo externo en todopoderoso, nos vamos atenuando, y el carácter y la fuerza individual se minimiza, perdiendo su valor. Cuando la distorsión de la realidad aumentada toca a la seguridad, daña el liderazgo, afectando el necesario temple que un hombre ( o una mujer) del área necesita, para tomar decisiones oportunas y certeras, a veces sólo basadas en piezas sueltas de información.
La minimización del individuo también nos hace un poco irresponsables. Creemos que no podemos impactar la realidad de forma alguna, pues es demasiado compleja y no pareciera que obedece a voluntades. El fenómeno es evidente cuando nos defendemos transfiriendo la “culpa” de lo que ocurre a lo de afuera. Nos hacemos pasivos y reactivos. ¿Qué sentido tiene entonces, prepararnos para contingencias y aprender de resiliencia si no tenemos impacto sobre el entorno?
La distorsión generada por la realidad aumentada no es particular de países convulsionados o economías en crisis, es parte de la complejidad de nuestro mundo hiperconectado y sobreestimulado.
Algunas sugerencias que pueden ayudar a las organizaciones a combatir la realidad aumentada pueden ser estas:
- Crear un equipo multidisciplinario de análisis de entorno. Es más difícil distorsionar la realidad cuando la observan muchos ojos.
- Formular un plan para el manejo de crisis y contingencias. Saber qué hacer en caso de emergencia facilita poner los pies sobre la tierra.
- Entrenarse en el manejo del estrés y el trabajo bajo presión.
- Mantener activas las redes de comunicación y confirmar las informaciones antes de difundirlas.
- Estudiar en detalle y extraer aprendizajes de casos del entorno a los que la organización ha respondido de forma sub o sobrevalorada.
- Monitorear el comportamiento de individuos o grupos de trabajo que tiendan a poner demasiadas causas, consecuencias o responsabilidades en elementos externos.
Todos, en algún momento nos hemos visto desbordados por lo que nos rodea y resulta tentador colocar afuera, lo que por naturaleza va dentro de nosotros. Entendamos que la verdadera transformación del entorno empieza cuando dejamos de contemplarlo como espectadores y nos convertimos en sus protagonistas.