En estos tiempos de amenazas globales, una de las respuestas estratégicas de la seguridad ha sido la convergencia tecnológica.
Hoy en la seguridad todo tiende a converger, la tecnología, los métodos de respuesta y lo público con lo privado. Es un gran rompecabezas potenciado por la Inteligencia Artificial y las capacidades de cómputo de los sistemas que, a partir de los hechos de septiembre de 2001, comienzan a tener piezas que encajan para formar una imagen muy clara del futuro y de lo que nos espera para los próximos años en la gestión de riesgos.
Una rama de las ciencias de la información, conocida como la analítica de datos, en conjunto con lenguajes de programación como Python y otros, han facilitado el diseño de plataformas para correlacionar eventos, simular escenarios, estimar probabilidades y construir un espectro de futuros posibles que facilitan los procesos de toma de decisiones en realidades en extremo complejas.
En el conflicto de Ucrania, las herramientas de Big Data se utilizan en ambos bandos para desarrollar proyecciones que estimen potenciales avances o desenlaces de la guerra. En paralelo, las redes sociales y otras plataformas de información se han convertido en nuevas dimensiones del conflicto, lo que, a su vez, habilita múltiples capacidades para el análisis de opiniones a nivel global, valoración de decisiones políticas y despliegue de herramientas desinformación.
Si bien, los riesgos se han hecho líquidos, la convergencia del Data Science y la seguridad abre posibilidades para el profesional de la seguridad, y al mismo tiempo, eleva sus competencias, lo que obliga a tener que abrirse al mundo de la información y expandir su campo de conocimiento y acción a nuevas formas de abordar la realidad.
Pero la convergencia no es sólo tecnológica. La lucha contra la delincuencia exige converger en una estrategia colaborativa que aúne esfuerzos e integre a los que más saben y a los que más tienen para darle solución al grave problema que tenemos, por ejemplo; la violencia, el tráfico de drogas, la delincuencia organizada, así como a otros tantas y complejas situaciones que emergen y exigen un abordaje más alineado con herramientas tecnológicas y nuevos modelos de análisis.
Pretender que la seguridad es sólo un asunto policial aislado de los ciudadanos, sus organizaciones y desconectado del mundo que nos rodea, es seguir viendo el futuro por el espejo retrovisor de la historia. La convergencia público – privada en varios países ha demostrado con contundencia en la última década que es posible contener a las amenazas y establecer límites a quienes optan por el delito.
Un pequeño, pero poderoso ejemplo de convergencia global lo pude evaluar recientemente con la aplicación de la Interpol que sirve para identificar obras de arte robadas o desaparecidas y así limitar el mercado negro del arte. Les sugiero que le den un vistazo, se llama ID – Art. Aquí les dejo el enlace: https://www.interpol.int/es/Noticias-y-acontecimientos/Noticias/2022/Delitos-contra-el-patrimonio-cultural-la-aplicacion-ID-Art-de-INTERPOL-en-los-medios
Así como la delincuencia organizada y el terrorismo traspasaron las fronteras de las naciones y actúan en redes para lograr sus objetivos, la seguridad tiene que fortalecer su estrategia global de convergencia para dar respuesta a nuevas y complejas realidades. No entenderlo así, es seguir negándole al ciudadano global la tranquilidad y la paz que se merece.