Existen ciertos atributos que distinguen a las organizaciones seguras, elevándolas sobre sus pares y otorgándoles, además, ventajas competitivas no solo para sobrevivir, sino para tener éxito en entornos adversos. Algunos de estos atributos se describen a continuación:
Cumplimiento de las normas por convicción
En una organización segura todos cumplen, respetan y hacen cumplir las normas. En ellas, se establece un sistema de realimentación positiva en el que todos cuidan de todos, produciéndose esa sensación intangible de protección.
Cuando se cumplen las normas por convicción se incrementan las relaciones de confianza, se reducen las incertidumbres y se aumenta la calidad en todos los procesos. En ese momento, todos nos convertimos en guardianes de la seguridad y se manifiesta la prevención como una característica de la cultura en la organización. Será entonces usual encontrar que cuando observamos a alguien de la organización chateando en el teléfono mientras camina, le hagamos saber que la distracción puede provocar una caída.
Las normas son equivalentes a la seguridad y viceversa, de allí, que es de máximo interés ser guardianes del cumplimiento y vigilantes de nuestras conductas. Sin embargo, no por tener más normas una organización es más segura. Lo verdaderamente importante es que las normas que se implanten refuercen los objetivos de seguridad definidos y estén alineados a los objetivos e intereses de la organización. En la medida que esto se logra, es más fácil que se dé el cumplimiento de las mismas por convicción.
Utilización de incentivos
Un aspecto de máxima importancia, en relación con el cumplimento, radica en premiar las conductas seguras y sancionar las que no lo son. Aunque no se observen resultados inmediatos, cuando premiamos o sancionamos el cumplimiento o no de las normas establecidas, contribuimos a que éstas se conviertan en un hábito y estamos construyendo cultura de seguridad.
Es importante identificar, a través de las normas, cuáles son las conductas premiables y cuáles sancionables. Por ejemplo, la anticipación actúa como catalizador para los objetivos de prevención definidos y, por ello, debemos premiarla.
Las sanciones, por otra parte, deben estar bien establecidas y comunicadas al personal, así como el porqué de su existencia, para que las personas entiendan que lejos de ser un capricho, su cumplimiento es una necesidad dado el potencial impacto y consecuencias a la organización. La implementación de las sanciones debe ser proporcional e incremental ya que solo así se logra crear consciencia y formar hábitos.
Tener un programa de gestión de riesgos
La manera más eficiente de abordar la seguridad es enmarcándola en un modelo de gestión de riesgos en el que las probabilidades de materialización y su impacto puedan ser determinados y las medidas de mitigación y control definidas.
Un programa de gestión de riesgos permite, además, la medición de la efectividad de los proyectos de seguridad y establecer parámetros de retorno sobre la inversión en función de los ahorros generados.
Existen diversos modelos de gestión de riesgos, unos más complejos que otros. En nuestro caso utilizamos el modelo MAP3S (Modelo Aplicado a la Prevención, Protección y Planificación de la Seguridad) definido en nuestro primer libro intitulado “Carta de Navegación para una Organización Segura”.
MAP3S brinda la metodología y las herramientas necesarias para la identificación y priorización de los riesgos, así como la definición de un Mapa de Ruta de la Seguridad que, en términos simples, consiste en un plan de trabajo, a alto nivel, para mitigar los riesgos identificados y gestionar la seguridad, logrando, a su vez, su alineación a los objetivos y estrategias de la organización. La aplicación de MAP3S permite definir y mantener actualizado, en unas pocas sesiones de trabajo, un programa efectivo para la gestión de riesgos.
Anticipar posibles escenarios
La seguridad no intenta adivinar el futuro, solo pretende estar preparada para cuando éste llegue.
La información de seguridad y, más aún, el análisis o inteligencia sobre esa información es fundamental en la preparación a futuro. Las tendencias actuales contemplan que la Inteligencia corporativa complemente a la anticipación, agregando mayores valores probabilísticos de veracidad a los escenarios pronosticados.
Es una realidad que “quien maneja la información es quien tiene el poder”, por ello, la calidad de la información para la generación de pronósticos es un factor clave para la validez de éstos.
Pronosticar escenarios a partir de la toma de decisiones permite mover piezas de manera calculada y por adelantado, generando conciencia previsiva en las organizaciones y, a su vez, realimentando la cultura de prevención.
La conciencia anticipatoria es determinante en los procesos de planificación estratégica porque facilita el modelaje de la organización frente a su realidad, explotando sus fortalezas o exponiendo sus debilidades.
Construir hábitos de prevención es uno de los objetivos más importantes de la seguridad. Existen múltiples vías para lograrlo. La clave está en identificar un método que se adecue progresivamente a la organización y medir sus avances. Recordar lo útil que resulta formar custodios propagadores de la cultura y redactar normas que recojan “el deber ser” son los primeros pasos en un proceso que debe verse como permanente. Éxito en este camino y espero pronto recibir comentarios y experiencias.