En octubre de este año se publicó el informe Latinobarómetro 2021, una reconocida encuesta sobre las percepciones de los ciudadanos latinoamericanos en torno a temas institucionales, políticos, sociales y económicos. Lo interesante es que el estudio contiene tendencias y proyecciones hacia lo que podría ser nuestra región en los próximos años. El estudio está disponible para ser descargado en esta dirección: https://www.latinobarometro.org/lat.jsp
El título del informe es Adiós a Macondo. Según Latinobarómetro, nuestros ciudadanos se han globalizado y se han unido a las megatendencias de libertad, pero las estructuras de los Estados se han anquilosado y no han podido responder a las exigencias de más y mejor democracia. América Latina “no puede seguir tardando décadas en corregir desigualdades y discriminación”, por ello, las instituciones políticas han perdido aprobación. El gran riesgo es que, al no haber respuestas a la presión ciudadana, aparecen falsos profetas con nuevas y sofisticadas formas de populismo, tratando de llenar el vacío de liderazgo.
Quisiera hacer dos breves comentarios en relación con el documento, y están referidos a un par de aspectos que son claves para la seguridad: la confianza interpersonal y la violencia.
América Latina es la región con los valores de confianza interpersonal más bajos del planeta. Frente a la pregunta: ¿Diría Ud. que se puede confiar en las personas o que uno nunca es lo suficientemente cuidadoso en el trato con los demás? el promedio mundial es 29% de confianza en el otro, 69% (2% no responde) de desconfianza, en nuestros países la proporción es 12% confianza, 88% desconfianza, y lo más delicado es que el valor viene en declive, siendo 2020 el más bajo registrado desde que se inició la medición en 1996.
Una sociedad en la que sus ciudadanos no confían unos en los otros tiene grandes dificultades para abordar y resolver sus conflictos. En el cumplimiento de normas, la convivencia y la justicia, entre otros, la confianza es un valor asociado a la seguridad que determina las estructuras mismas de los Estados, de allí la necesidad, yo diría que urgente, de mejorar tales índices.
La violencia, por su parte, se presenta como un problema creciente en la región, muestra, además, cómo ha permeado en la vida cotidiana de los ciudadanos. El marcador de mayor valor es el de la violencia en las calles, le sigue la violencia verbal y luego la violencia contra la mujer e intrafamiliar. Curiosamente, Argentina y Uruguay registran las mayores percepciones de violencia callejera en 2020. Este fenómeno puede deberse a la acentuada conflictividad social posterior a las restricciones de la cuarentena que se hicieron sentir diferencialmente con más peso en estos países. Venezuela aparece en el puesto 14 de un total de 17 países encuestados.
Seleccionar fuentes de información y saber analizar sus contenidos es una de las funciones del profesional de la seguridad, sugiero a mis colegas revisar este informe de Latinobarómetro e incorporarlo a sus fuentes.
Como lo digo al inicio de mis charlas sobre MAPS, no se trata de adivinar el futuro, sino de estar preparados para cuando llegue.